
Cuidado de piel y oídos
Si tu gato pasa mucho tiempo sacudiendo la cabeza o rascándose la oreja, o si el oído le supura, es posible que tenga una infección. A veces, la causa pueden ser los minúsculos parásitos que viven en el canal auditivo; pide a tu veterinario unas gotas para el oído o una loción especial que se aplica en los omóplatos. Si hay más gatos en la casa, lo mejor es tratarlos a todos. Antes de intentar algo demasiado serio, pide consejo a tu veterinario.
A veces, los gatos pueden presentar un engrosamiento del oído externo, similar a una coliflor. Será necesario limpiarlo con regularidad (pide un tratamiento al veterinario) para evitar que la cera se acumule y se quede de por vida.
Tu veterinario también puede comprobar la existencia de “pólipos”, masas carnosas que pueden impedir la entrada de aire en la oreja y causar algunas enfermedades bastante graves. Pregunta al veterinario por la posibilidad de extirparlos mediante cirugía.
Otro problema es una hinchazón repentina del pabellón auricular, que puede ser una ampolla de sangre. Esto ocurre cuando se revienta una vena y cae sangre en el oído, habitualmente por rascarse. El pabellón auricular puede cicatrizar y encoger, lo que podría mermar la capacidad auditiva de tu gato y acabar ofreciendo un aspecto bastante antiestético. También en este caso tu veterinario podrá aconsejarte acerca de la posibilidad de una operación para aliviar el problema.
El eccema también puede causar problemas a los gatos. A menudo se debe a una reacción alérgica a las picaduras de pulgas. Se forman costras que dan al pelo un tacto arenoso. Si siente molestias, es posible que empiece a lamerse más de lo habitual. Lamentablemente, esto sólo causa más daños e irritación. Pregunta al veterinario cuál es el tratamiento adecuado.
En ocasiones, el picor en la piel puede estar provocado por una alergia alimentaria; pregunta al veterinario si conviene cambiar la dieta de tu gato.